Los Trigger Points y su efecto perjudicial en nuestro desempeño atlético o laboral.

Un Trigger Point (TrP) es una zona hiperirritable, sensible localmente a la presión y que puede referir síntomas (normalmente dolor) a otras áreas corporales.

En el masaje deportivo, en la osteopatía, así como en otras terapias y medicinas manuales, es muy útil el conocimiento de los Trigger Points. En el masaje deportivo, dado su enfoque principalmente preventivo, incluso puede ser fundamental para predecir y evitar una lesión o, ya dado el caso, para ayudar a salir de dicha lesión más rápido.

El TrP es entonces una alarma, una primera advertencia de que algo no anda bien en el sistema biomecánico. Se puede decir que cualquier deportista generará TrPs en algún momento de su carrera deportiva. Un TrP es un “nudo” en un músculo y ésta es una manera de reaccionar del músculo cuando se le sobrecarga.

Desde el inicio se genera un área de inflamación y se puede engrosar y endurecer bastante, dependiendo del tiempo desde que se formó. El músculo en donde se encuentra el TrP por lo regular está debilitado y acortado.

El área del músculo en donde se encuentra el TrP se encuentra en un estado de tensión involuntaria, o de “tono” aumentado. En casos severos, habrá espasmo alrededor del un TrP muy activo, lo cual puede terminar en calambre.

Para poder explicar en términos simples qué es un Trigger Point (Punto Gatillo o Punto de Activación) imaginemos una liga con una pequeña sección que ha perdido su elasticidad, se ha endurecido e incluso se ha hecho quebradiza. Un TrP es muy parecido al problema de la liga: el músculo está más tenso, más duro pero al mismo tiempo más débil. Un TrP es una especie de nudito o barrito en una fibra muscular y será sumamente sensible cuando lo presionamos. Un gran número de lesiones deportivas de todo tipo tienen su origen en el desarrollo de un TrP en el músculo o fascia. Este TrP es con mucha frecuencia el primer signo de sobrecarga, y de ahí en adelante, la causa y efecto inician una reacción en cadena: un tejido se agota, causando que otro se sobrecargue y luego se agote también, y así sucesivamente. Los TrP causan inflamación, luego dolor, luego debilidad, luego disfunción de una articulación y un nervio, y finalmente un agotamiento estructural de los tejidos y una lesión deportiva severa que puede poner a un atleta fuera de su actividad durante semanas, meses o incluso años, a menos de que se localice el o los TrPs y se les desactive. El TrP puede ser activo o latente, y esto dependerá si refiere dolor o no. Cuando se presiona un TrP activo causará dolor en otra parte del cuerpo. En cambio, cuando se presiona sobre un TrP latente, solamente causará dolor en la misma área alrededor del TrP. Por dar un ejemplo… un TrP muy activo en algún lugar de los músculos escalenos, ubicados en el cuello, pueden generar dolor referido en el hombro, pecho, brazo, antebrazo e incluso hasta la mano principalmente en dedos pulgar e índice. Además de encontrar un punto irritado, también se puede identificar un TrP en una de tres maneras:

  1. Dolor. Normalmente empezará a sentirse dolor en alguna parte y este dolor puede aparecer bastante lejos del TrP (dolor referido);
  2. Cambio en el patrón de motricidad. La primera indicación de un TrP podría ser que algo simplemente “no se siente bien”; lo que antes fue un movimiento fluido, con potencia, ahora se siente torpe y sin coordinación.
  3. Debilidad. Un músculo con uno o más TrPs perderá su fuerza hasta que el TrP se desactive.

¿Qué origina los Trigger Points?

En términos generales, se podrían dividir los factores detonantes en tres categorías:

Es muy importante aprender a escuchar las señales y advertencias que nuestro cuerpo nos ofrece para evitar muchas lesiones. Quizá en un primer momento la única queja sea un poco de tensión o que una articulación o músculo no se siente bien. Algunas de las acciones fundamentales de las cuales tenemos el control para evitar una lesión son: alimentarnos adecuadamente; dormir lo suficiente; calentar antes de iniciar un ejercicio intenso; evitar varios entrenamientos muy intensos consecutivos; hacer estiramientos y darnos masaje. La frecuencia del masaje estará subordinada a la intensidad y volumen del entrenamiento pero se ha comprobado que en temporada de competencias, una vez a la semana puede bastar.